viernes, 19 de noviembre de 2010

tomar lo que es nuestro

Hace poco vi un documental llamado “No End In Sight” (Sin Final a la Vista), que demuestra cómo la alta cúpula del gobierno George Bush hijo aprovechó los actos de terror del 11 de septiembre en Estados Unidos para invadir Irak, algo que tenían ganas de hacer hace años pero no habían encontrado la excusa que les permitiera embaucar al Congreso, al pueblo estadounidense y al mundo entero. A través de entrevistas, documentos desclasificados e investigaciones varias muestra una y otra vez que nunca hubo intención de capturar a Osama Bin Laden, ni “liberar al pueblo Iraquí” de Sadam Hussein, ni reconstruir el país luego de destruirlo por completo. Uno termina perplejo, desalentado, y abiertamente airado por la horrible corrupción de Bush, Rumsfeld, Cheney y todos los altos oficiales que despilfarran billones y billones de dólares y tiran cientos de miles de vidas iraquíes y de soldados por el caño por avanzar los negocios dellos y sus amigos, y por vengarse de Sadam. No les remuerde la conciencia? Como duermen tranquilos, sabiendo todo el mal que han causado? Por qué, uno se pregunta, lo hacen? La respuesta es sencilla: porque pueden. Y porque pueden lo harán, hasta que se les acabe el tiempo o alguien los detenga. En la medida del poder estará la medida de la corrupción y daño que una persona es capaz de hacer. Es un tema de poder, pero más allá, es un tema de que las personas equivocadas están en los cargos que permiten hacer lo que ellos hacen.

En las elecciones de cámara y congreso de Estados Unidos a comienzos de mes se votaron ampliamente a senadores republicanos que niegan el cambio climático, están en contra de regular el mercado financiero aún después del desastre del 2008, quieren fuertes restricciones a la inmigración y quieren implementar recortes de impuestos al 5% más rico de la población americana. El alcalde de Bogotá hoy esta contra las cuerdas, cuestionado por el carrusel de contrataciones públicas de infraestructura vial y transporte hechas de forma dudosa, con solo unas pocas empresas adjudicándose millones y millones de dólares en proyectos que hoy están retrasadísimas y que costarán muchísimo más de lo presupuestado. Tengo un amigo que hace siempre referencia al Metro sin terminar en Lima, Perú, como una “oda a la corrupción”, una estructura de concreto gigantesca sin terminar porque el dinero “se perdió”. En Chile los políticos de derecha, durante los gobierno de izquierda, votaron 4 veces en bloque rechazando un proyecto de ley para hacer pagar un royalty a empresas mineras que apenas pagan impuestos sin es que pagan algo. Ahora que están en el gobierno, proponen el royalty temporal, y trataron de “antipatriotas” a los que llamaron a discusión. Mientras escribo esto, en Chile permitimos que Marcelo Bielsa abandone la selección de fútbol en una elección de presidente de la Asociación de Futbol Profesional intervenida por políticos (hay uno que posee el 12,5% de Colo Colo) y empresarios ansiosos por hincarle el diente al negocio del futbol, por fin con números azules.

Nos quejamos de los políticos y empresarios de lo corruptos que son, muchos optan por mejor no saber, reírse de todos esos “pillos buena gente” – nos enojamos, indignamos y entristecemos.

No tiene que ser así. No tenemos que aguantar tanto. Es cosa que la gente correcta ocupe los lugares que tienen que ocuparse. Tienen que haber presidentes, senadores y alcaldes. Las empresas no funcionan sin gerentes y administradores de alto rango, las ONGs necesitan voluntarios y directores. Siempre habrá becas para universidades de elite, para carreras de grandes contactos y proyecciones en política, gerencia y alta dirección. Si estos puestos no son llenados por personas con vocación de servicio, con amor genuino a los más pobres, con intenciones serias de impactar su entorno; personas que verdaderamente desean ser luz entre tanta tiniebla, entonces lo harán aquellos motivados por sed de poder, por codicia, oportunismo, porque nacieron en cunas de oro o porque sus apellidos y billeteras se lo facilitan. Si no somos serios en nuestra vocación de servicio, y no estamos dispuestos a tomar lo que corresponde a gente con este afán, tengamos por seguro que sí lo harán aquellos llenos de codicia, ignorancia e indiferencia.

Miremos el caso de Haití. Cuando ocurrió el terremoto en Haití millones y millones de personas en todo el mundo hicieron una pequeña donación con la esperanza de que su pequeño aporte sume para aliviar el dolor y la pérdida de aquellos que estaban sufriendo. Cada persona donó deseando que a los damnificados no les faltara comida ni agua, se atendieran los heridos, se removieran escombros y levantaran de nuevo casas, se abrieran las calles, reconstruyeran escuelas, conectaran la energía y que al fin cada persona afectada pudiera volver a su vida lo antes posible. No hay una sola persona en el mundo que donó sus 10 dólares a la causa de Haití para hacerse rico ni acaparar poder. El problema es el intermediario – los oficiales de la ayuda internacional que han tenido 1 billón de dólares para gastar en un país y no tienen mucho que mostrar.

Es fácil criticarlos, pero entonces donde están aquellos que de verdad quieren servir? Donde están los voluntarios que harán entonces las cosas con amor y pasión? Donde está la generación con verdadera vocación de servicio que va a tomar lo que es de ellos, para bien de miles de millones de personas? Podremos, como dije al comienzo, ser los que detengan a los que abusan? Tendremos el valor de pelear contra la fuerza irracional de la codicia y la sed de poder y de dinero para ganar presidencias, sillas en el congreso, alcaldías, cargos ejecutivos, altas direcciones en el Banco Mundial, jefaturas en la ONU, altos rangos en misiones de ayuda y atención de desastres? Cargos, becas, contratos de proyectos públicos, que si no lo llenan aquellos que en su corazón quieren bendecir, seguirán siendo gozados por aquellos que quieren jubilar jóvenes y ricos. No hay suficientes guerras, corrupción y desastres humanos para despertar el fuego necesario en aquellos que sí pueden servir con un corazón recto?